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19 Sin embargo, no están conectados a Cristo, la cabeza, a la cual nosotros, que formamos su cuerpo, sí estamos unidos. Y lo estamos por medio de fuertes junturas y ligamentos, con lo cual crecemos a medida que Dios nos nutre.

20 Si ustedes murieron con Cristo y ya no están esclavizados a los poderes que dominan el mundo, ¿por qué se someten, como si fueran todavía del mundo, a reglas 21 tales como: «no toques eso, no comas aquello, no lo tomes en tus manos»?

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